jueves, 28 de agosto de 2008

Reseña sobre el artículo “Encontrando al profesor “virtual”: resultados de un proyecto de investigación-acción.

Encontrando al profesor “virtual”: resultados de un proyecto de investigación-acción es un artículo que nos comparte Eduardo Flores[1] en donde destaca las vicisitudes del trabajo docente en espacios virtuales de aprendizaje. El autor construyó y recapituló experiencias sobre el trabajo del profesor “virtual” (como él le llama), además correlacionó ésta con la labor de un profesor “real” (cara-a- cara, o bien presencial).

Incluye textos vivénciales de estudiantes como un método intertextual que refuerzan el cómo se concibió la práctica del docente “virtual” y cómo se fueron reconfigurando los modelos educativos bajo la comunicación asincrónica.

El autor, primero nos relata el objetivo de su artículo, después su metodología, para dejarnos inquietos sobre los resultados. ¿El profesor “virtual” se comunica diferente con sus alumnos que un profesor convencional? ¿El profesor “virtual” tiene que reconfigurar su práctica docente a partir de la base de un profesor “real”?

Flores, a través de una investigación-acción y en una constante observación participante, realiza el presente artículo gracias a su intervención activa en cursos on line que se impartieron en el ITESM. El autor fue testigo del nacimiento y la evolución de la práctica docente y los cambios en los programas educativos para instrucción a distancia.

El estudio lo realizó en siete semestres comprendidos de 1999 a 2002 y recaba información sobre cómo se comunican los docentes con los alumnos y acuña dos términos “redacción epistolar” y “enseñanza holográfica”, mismos que posteriormente expondré con permiso del autor mismo.

Los resultados los dividió en dos partes: la primera expone datos sobre el desempeño docente, la satisfacción de estudiantes y el nivel de deserción de los alumnos; la segunda presenta los resultados relacionados con la preocupación temática del grupo sobre la práctica del profesor “virtual” que sostiene el argumento de que es un trabajo diferente al del profesor “real”.

Después de un sustancioso marco contextual sobre el nacimiento de la educación a distancia en el Tecnológico de Monterrey, me permití sólo extraer el siguiente dato; describe Flores que la incursión del lenguaje HTML permitió que para 1997 ya se impartieran cursos en línea, totalmente. Es decir, la comunicación sólo sería a través de Internet, se prescindió de la videoconferencia.

Cabe destacar que la inclusión de este tipo de tecnología, nos dice el autor, estaban encausadas a la cobertura y a aprovechar la inversión que ya se había hecho en comunicación satelital, no en aspectos educativos; también la contratación de personal docente se realizó en consideraciones administrativas y no educativas. “…el Internet sólo era un medio más para dar clases y un medio incómodo” (Flores,2006:100)

Una de las dificultades en la implantación de los sistemas educativos a distancia es la “emulación” a la enseñanza presencial. Y como el autor lo define, “el primer semestre fue un desastre”. (Flores:100)

Los involucrados en el proyecto debían concebir una nueva forma de comunicación, haciendo a un lado sus estigmas sobre lo que en ese momento les habían dicho sobre las condiciones y medios para enseñar.

La reflexión de Flores, la cual comparto, es que el problema fue que en términos educativos, el diseñar e implantar nuevas formas de enseñanza en línea emulaban la enseñanza cara-a cara. No había nada nuevo bajo el sol.

A partir de ello, el autor propone una investigación-acción, es decir, comienza a planear-actuar-observar-reflexionar y a partir de este ciclo, el grupo de trabajo comenzó a rediseñar e incluso diseñar nuevos planes para aplicarlos a otros cursos. Es decir, a partir de la experiencia y retroalimentación de alumnos, diseñadores, técnicos y docentes se fueron construyendo nuevas bases para modificar su práctica y el modelo educativo.

La metodología propuesta (en el proyecto) se basó en tres objetivos: a) la práctica educativa de un grupo de instructores a nivel de graduados como instructores “virtuales”; b) el conocimiento de los cambios en la práctica educativa derivados del uso extensivo de tecnologías basadas en Internet en sus cursos; y c) las condiciones bajo las cuales se enseñan cursos en línea.

Los dos principales hallazgos de Flores fueron: los relacionados al tipo de trabajo que realiza un profesor “virtual” comparado al que efectúa un profesor “real”, que implica que el docente “virtual” se centró en dos actividades: en la “redacción epistolar” y la “enseñanza holográfica”.

Detectó en su investigación que un profesor “virtual” se comunica en un 75% con los alumnos, uno a uno, mientras que el profesor “real” se comunica menos del 20%. El profesor “virtual” tiene otros canales de comunicación: foros, chats, mails; el profesor “real” se ve con sus alumnos una o dos veces por semana y sólo por un par de horas.

La redacción “epistolar” fue el término que uso para definir la redacción secuencial, por ejemplo, la comunicación por medio de correos que se establece entre el profesor y el alumno, quienes proporcionan información e intercambian dudas y conocimiento.

La enseñanza holográfica, la define como un holograma, es decir, el tutor-docente no está sólo, todos trabajan en conjunto para producir alumnos satisfechos.

“Un profesor “virtual” no tiene que trabajar colaborativamente con otros la mayor parte del tiempo; pero necesita comunicar constantemente lo que está haciendo, mantenerse al tanto de lo que los otros están haciendo y ajustar los criterios para tomar decisiones de tal forma que estén alineados con lo que el grupo, como unidad, está haciendo” (Flores:121).

Al final de la lectura Encontrando al profesor “virtual”: Resultados de un proyecto de investigación-acción, veo que aún es difícil saber si ya encontramos el ideal de profesor “virtual”, considero que la reflexión podría tener sentido sí: 1. reconocemos en primer orden, que cada proyecto nuevo de educación a distancia nacerá con su propia configuración de trabajo; 2. que cada profesor “virtual” tendrá sus propias formas de trabajo y que tendrá que estar dispuesto al cambio; y 3. quizá como en la presente investigación, podamos construir un propio método de trabajo, pero que será susceptible a modificaciones.

¿Será que sólo a partir de error y ensayo podamos construir el ideal en la enseñanza, en el aprendizaje y en la práctica docente?

23 de agosto de 2008

[1] Eduardo Flores es profesor asociado de la Escuela de Graduados en Educación del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Chihuahua México.

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